jueves, 20 de octubre de 2011

Soy presidente de mesa

Por Naiara Lanza y Macarena Scudiero

Ser presidente de mesa no es una tarea sencilla como muchos creen. Sin dudas es una responsabilidad agotadora, que hay que estar constantemente atentos y cuidar que no se produzcan errores ni irregularidades.

Algunos son designados y deben cumplir obligatoriamente; otros eligen anotarse como voluntarios ;y están aquellos a los que asumir este rol los tomó por sorpresa. El hecho de que un ciudadano común y corriente preste su día de descanso debe ser retribuido en concepto de honorarios. Sin embargo, cabe aclarar que ser presidente de mesa es fundamental e imprescindible para cuidar un bien tan necesario como lo es la democracia. A continuación, algunas historias.

Yo…… ¿presidente de mesa?
La primera vez para todo tipo de situaciones suele causar miedo e inseguridad, más aún, si se junta el primer voto con la gran responsabilidad de ser presidente de mesa. Esta no es una situación que ocurre normalmente en las elecciones, pero le paso a Cristian Fernández, un joven de 18 años que vive en la ciudad de Zárate.

“Llegué a la escuela que me tocó para votar y de la nada me dijeron que me tenía que hacer responsable de la mesa que me designaron. Al principio no me gustó la idea, porque no entendía nada y no quería perder todo el domingo, pero después me gustó y lo disfruté”, aseguró Cristian.

Este chico adquirió una anécdota que seguramente recordará siempre y se la contará a todos sus amigos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que se le delegó un compromiso muy importante a un joven que no tenía conocimientos de como se realiza la tarea que le designaron. “Tuve que firmar un acta donde decía que a partir de ese momento me hacía responsable de la mesa y que la Presidenta que había sido designada no se podía hacer responsable, ya que no se hallaba en uso de sus facultades”, comenta el joven que cumplió ampliamente con sus deberes de ciudadano argentino.

Un honor ciudadano
“Es un honor ser convocada a ser Presidente de mesa, ya que hace al crecimiento y a la construcción de la vida democrática”, asegura la ciudadana Gabriela Martin. A pesar de haber estado más de 15 horas desempeñando la tarea designada, Gabriela comenta que es un orgullo ser parte de las elecciones de su propio país.

Definitivamente, es una tarea que debe realizarse con compromiso y con ganas de ver a un país sin corrupción y fuera de todo tipo de engaños. “Debe haber una capacitación obligatoria. Se debe acudir con los contenidos básicos adquiridos, ya que hay que saber resolver todo tipo de circunstancias que surjan”, asegura Gabriela.

Aprender desde adentro
A Rosana Vromant no le resultó fácil cumplir con su rol de presidente de mesa, sin embargo, considera que “es una experiencia diferente y se aprende desde adentro lo que son las votaciones”. A un mes de las elecciones de 2007, le llegó una carta en donde le informaban que ocuparía el cargo máximo de la mesa. Junto a ella, le otorgaron un folleto con los detalles y los pasos que debía seguir, ya que en ese momento no se dictaban los cursos correspondientes. “No fue demasiado simple ya que en el momento de desempeñar mi rol tuve ciertas dudas y debí solucionar problemas que no estaban especificados en el folleto. Me parece mucho mejor hacer un curso, me hubiera solucionado varios inconvenientes ese día”.

“A veces uno lo mira en la tele y no se da cuenta de la importancia y responsabilidad que significa asumir este rol” observa Rosana, quien además sostiene que “a pesar de los problemas que hay que superar, como enojos con los votantes y los fiscales o, en mi caso, tener que turnarnos para ir a comprar comida ya que nunca nos entregaron las viandas correspondientes, realmente es una experiencia que recomiendo y de la cual volvería a participar con gusto ya que es un deber ciudadano”.

La presidenta de los vecinos

Con 21 años, Paula Rodriguez ya fue tres veces presidenta de mesa, y lo volverá a ser en las próximas elecciones. Si bien ella asegura que lo siente como un trabajo normal en donde “cumple con sus obligaciones del día y se va”, también asegura que en este caso hay mucho más compromiso, “la responsabilidad es para mí mayor que en cualquier otro trabajo, no es lo mismo contar remeras y hacer un stock que contar votos que decidan quién va a ser nuestro representante en el gobierno”.

En el caso de esta joven, la tarea fue sumamente agradable ya que compartió la mesa con su mejor amiga y además todo su barrio “estaba en el padrón de mi mesa, así que le firmé el documento a todos ellos. Cada conocido que venía se acercaba a saludarme”. Aunque recuerda que también tuvo que vivir una situación “embarazosa” cuando vislumbró entre todos sus vecinos a su ex –novio quien debió votar en su mesa.

“Estar todo el día sin parar de las 7 hasta las 21:30, en el peor de los casos sin salir de la escuela, te genera un dolor de cabeza tremendo y una gran contractura, y creo que también mi edad es algo malo ya que siempre me toco ser la presidenta de mesa más chica y los fiscales te quieren pasar por arriba”, comenta Paula y agrega “parece que son más cosas malas que buenas, pero es una linda experiencia que la voy a volver a repetir”.

Requisitos para ser presidente de mesa

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